Escritora y poetisa, nacida en Cádiz en 1756 y fallecida en Madrid en 1816.

Rosario Cepeda debe su fama al eco que entre sus contemporáneos tuvo el resultado del examen público al que fue sometida cuando contaba con 12 años, cuando tradujo y recitó una obra de Anacreonte y una fábula de Esopo. Colaboradora en la prensa gaditana, socia de Honor y Mérito de la Junta de Damas de la Real Sociedad Económica Matritense, de la que fue su secretaria de 1797 hasta 1808, y también de numerosas sociedades culturales de su tiempo.

El Ayuntamiento de Cádiz la nombró regidora honoraria del mismo. Nacida en un siglo que en España, apenas se abre, inicia el debate sobre las capacidades intelectuales de las mujeres con la intervención en "Defensa de las Mujeres" del abate Feijoo y se cierra, igualmente, con el "Discurso sobre la educación física y moral de las mujeres" que Josefa Amar publica en 1790, no es de extrañar que la demostración de la capacidad de una niña, para aprender disciplinas y materias científicas diversas, fuera recibida por sus contemporáneos con admiración e, incluso, que su saber se exhibiera como si de una rareza se tratara. Escribió también "Memoria sobre las casas de Expósitos", y el "Elogio de la Reyna N.S."; formado por la señora Dª María del Rosario Cepeda de Gorostiza, socia de honor y mérito de la Junta de Señoras y leído en la junta pública de distribución de premios de la Real Sociedad Económica en julio de 1777.
La actividad intelectual de Rosario Cepeda, sin embargo, no es la de una creadora sino más bien la de una mujer ilustrada, que está presente en los foros culturales de su tiempo y que en ellos goza de cierto protagonismo. Como otras mujeres de su entorno social, junto a la formación exigida para una dama de sociedad música, baile y labores de aguja- pudo acceder a conocimientos más amplios en lenguas clásicas y modernas, historia y geometría, pero éstos no modificaron sus funciones que fueron las de un ama de casa instruida con una vida cultural activa.

Su matrimonio con el general Gorostiza la llevó a residir en Madrid, donde desarrollaría una labor continuada en la Junta de Damas. Murió el 16 de octubre de 1816.

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